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ANÁLISIS PARA PREVENCIÓN DE DESASTRES NATURALES

Por: Gustavo Selim Simón Hasbun

Ingeniero Civil con MSc Hidrología y Gestión de Recursos Hídricos, egresado de la Universidad Católica de Honduras y Universidad de Alcalá de Henares


En la actualidad, un acelerado crecimiento urbano representa un cambio en las superficies de los terrenos. Como consecuencia, tenemos más áreas impermeables; variaciones en la capacidad de infiltración y se produce más escorrentía superficial con una mayor velocidad en zonas con altas pendientes.


El análisis hidrológico orientado a la gestión de riesgo, tiene como finalidad la estimación del grado de exposición y amenaza en que se encuentran las vidas y los bienes de personas que habitan en proximidades a cuerpos de agua. La ubicación de centros poblacionales y disposición de los terrenos al uso habitacional que no sean afectados por fenómenos de índole hidrológico representan un enfoque principal.


Para un estudio que involucre proyectos de mitigación ante desastres naturales podemos basarnos en pilares fundamentales, como ser:


- Zona de estudio: Se realiza un análisis de la caracterización de la amenaza (siendo este el tipo de evento extremo), de la población beneficiada, de cómo esta se beneficiará y el estudio del suelo en la que está asentada la urbanización. El estudio geológico es de alta importancia porque obtendremos información sobre la estructura y soporte ante esfuerzos de los estratos del suelo, flujo de agua subterránea, cantidad de reserva de infiltración, entre otros.


- Estudio Hidrológico: Se delimita el área de la sub cuenca como nuestro punto de interés, siendo esta una porción de la cuenca hídrica determinada. Cada área en específico deberá tener un pluviómetro, el cual nos brindará lectura de los datos históricos de la precipitación, en milímetros (mm), para la zona de estudio. Con los datos de precipitación, obtenemos la intensidad (𝑚𝑚 ℎ𝑟) del evento con la que podremos modelizar y realizar una simulación del evento esperado.


- Modelización: Para este, podremos usar diferentes programas como ser ArcGIS, SWMM, HEC-HMS, entre otros que nos brindan la opción de simular un evento y poder dimensionar diferentes medidas para lograr una solución en la minimización de impactos como ser deslizamientos o inundaciones.


Para evitar que la mayoría de escorrentía superficial corra libremente, causando erosión y desprendimiento de estratos de suelo, existen diferentes medidas que se pueden implementar, ya siendo estas estructurales o no estructurales. Actualmente, como medidas estructurales, se están incorporando los Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible (SUDS) los cuales pretenden dar una respuesta hidrológica para que una zona urbanizada sea lo más parecida posible a la que tenía en su estado original. Entre estos sistemas nos podemos encontrar los “Tanques de Tormenta” que son depósitos que tienen la función de almacenar agua en eventos de tormentas con alta intensidad hasta que los canales recuperen su nivel de conducción, funcionando como un regulador de flujo y vaciando por gravedad hacia un punto de vertido aguas abajo en la red.


Así mismo, contamos con obras de mitigación con medidas convencionales como ser cunetas de mampostería u hormigón para la captación y conducción del agua que son esenciales para la mayoría de proyectos, muros de gaviones, muros de mampostería o anclajes para la retención del suelo y minimización del desprendimiento del mismo. Estos son los más tradicionales en la capital, aunque debido a la rápida urbanización y pérdida de áreas permeables, se ha reducido su capacidad para contener y conducir el agua hacia los medios receptores.


Entre medidas no estructurales se puede comenzar con la concientización ciudadana conllevando estrategias para lograr la minimización de sólidos en suspensión arrastrados por la escorrentía al dejar de tirar la basura en las calles, liberando los conductos para la captación del agua y evitando contaminación en nuestros ríos. El control por parte de las autoridades correspondientes para evitar posibles invasiones en terrenos con altas amenazas de deslizamiento y/o inundaciones y finalizando con la reforestación, esta disminuiría el impacto de la escorrentía superficial al evitar que baje con más velocidad, disminuyendo su capacidad de arrastre, causando menos erosión y menos desprendimientos de zonas habitadas, siendo esta un punto clave en la reorganización urbana.


En el año 2001, se realizó un convenio entre la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) y la AMDC para integrar un equipo de trabajo en el cual se analizaría un control para deslizamientos en Cerro El Berrinche. Bajo el informe final presentado en el año 2002, el costo total resultó, entre otros proyectos en El Reparto, Bambú y mejora en el Río Choluteca, ser de USD 37 millones, de los cuales USD 35 millones fueron sujeto a préstamo y/o donación y el remanente por la AMDC. Para esto, se propuso la captación del agua subterránea mediante pozos (evitando el movimiento de la ladera), la capacitación de la escorrentía superficial mediante cunetas rectangulares (evitando el arrastre y erosión de estratos débiles de suelo). Basándonos en los buenos resultados, este deberá de ser tomado como una herramienta de gestión de proyectos de mitigación y seguir implementando proyectos como este en las diferentes zonas en el Distrito Central.



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