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LA BALA MÁGICA CONTRA SARS-COV-2

Actualizado: 15 ene 2021

Por: Dra. María J. Lizardo Thiebaud

Lic. Med. Univ. Panamericana

MSc en Inmunología

Trinity College Dublin

Los tratamientos antivirales más eficaces de la historia son aquellos que atacan la maquinaria del virus, ya sea impidiendo la producción de nuevos virus o impidiendo las funciones de aquellas moléculas encargadas de subordinar al huésped. Los casos más ejemplares son el tratamiento contra el virus de la influenza, el virus de la hepatitis C y el tratamiento antiretroviral para controlar al VIH.


La única manera de desarrollar tratamientos es conociendo con certeza como funciona el virus, como el virus ataca y manipula al huésped. Es así que el genoma del virus toma tanta importancia. Sin embargo, con la revolución que ha causado la inmunología recientemente, se está dando el peso suficiente a la respuesta inmune específica que desarrolla el huésped hacia un virus en particular.

Teniendo en consideración estos conocimientos, la historia también nos cuenta que el desarrollo de tratamientos toma tiempo. La hepatitis C por mucho tiempo se trato solamente con moduladores del sistema inmune, como el interferón. El VIH se trato con antivirales desarrollados contra el virus de la hepatitis B (VHB) y virus de la hepatitis C (VHC). Los antivirales originales contra la influenza sirvieron muy poco tiempo, ya que el virus fue mutando; desarrollándose por tanto los antivirales actuales.


Cabe mencionar que son muchas las infecciones virales que no tienen cura. Así como los tratamientos antibacterianos y antiparasitarios, los antivirales sirven básicamente para eliminar la sobreproducción del virus hasta que el sistema inmune puede montar una respuesta lo suficientemente exitosa para erradicar al virus el mismo y así crear una memoria inmunológica. Es por esto que la bala mágica es una utopía. Siempre hay que dejar que el sistema inmune defienda.

En el caso del virus SARS-CoV-2, la urgencia nos demanda atacar a la enfermedad de todas las maneras probables, incluyendo la respuesta inmune. Es por esto que la evidencia clínica demuestra eficacia de medicamentos moduladores del sistema inmune así como algunos antivirales.


Hay muchos moduladores del sistema inmune para tratar el COVID-19 en estudio. La evidencia clínica demuestra que la dexametasona es eficaz. Por tanto, agencias como la CDC recomienda su uso en pacientes con COVID-19 moderado y grave. Otros moduladores del sistema inmune como los antimaláricos (cloroquina e hidroxicloroquina) no son recomendados. Por otro lado, no hay suficiente evidencia para hacer conclusiones sobre los interferones, los anticuerpos monoclonales en contra de citosinas, plasma convaleciente o anticuerpos anti-SARS-CoV-2. De igual manera, faltan más estudios para realizar conclusiones sobre la eficacia de la colchicina.


De los antivirales en estudio, se sabe que los antiretrovirales no son eficaces. Las únicas recomendaciones hechas son para el uso del Remdisivir para pacientes con COVID-19 moderado y grave. Todavía falta evidencia clínica sobre la eficacia del Faripiravir. Si bien es cierto que a nivel molecular los antimaláricos y la ivermectina pueden impedir el ensamblaje del virus dentro de la célula entre otras cosas (lo que se ha reflejado en estudios in vitro como una reducción de la replicación viral), los estudios clínicos no demuestran beneficio alguno y es en base a estos que se realizan las conclusiones más certeras en la medicina.


Si hay algo complejo en la medicina, es el tratamiento de una enfermedad. Con una pandemia encima que vino a revolucionar a la sociedad y a la ciencia, basta con recordar lo vivido con la “pandemia” del VIH… Basta con recordar las pandemias por influenza. Sin evidencia clara, no hay base para utilizar un medicamento. Con la evidencia de beneficio, vale la pena usar un medicamento. Con la evidencia de no beneficio, los medicamentos se desechan. La manera de demostrar una bala mágica ya no es con solo verificar su eficacia in vitro. Ahora, la medicina es basada en evidencia. Si hay bala mágica es porque esta la mejoría clínica que lo comprueba.

Referencias:

World Health Organization. Clinical management of COVID-19: interim guidance. World Health Organization. 27 Mayo 2020 [en línea] 12 Oct 2020 Disponible en: https://apps.who.int/iris/handle/10665/332196

Therapeutic Management of Patients with COVID-19. Center for Disease Control and Prevention. 9 Oct 2020 [en línea] 19 Oct 2020 Disponible en: https://www.covid19treatmentguidelines.nih.gov/therapeutic-management/

Infectious Diseases Society of America Guidelines on the Treatment and Management of Patients with COVID-19. IDSA, 25 Sept 2020. [en línea] 19 Oct 2020 Disponible en: https://www.idsociety.org/practice-guideline/covid-19-guideline-treatment-and-management/#toc-10

Belete TF. An Up-to-Date Overview of Therapeutic Agents for the Treatment of COVID-19 Disease. Clinical Pharmacology: Advances and Applications, 2020. 12: 203-212


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